Barcelona estrena una moderna golondrina de 150 plazas

La ‘Antina G’ hará trayectos de una hora y media hasta el puerto del Fòrum.

La Antina G, en su primer viaje hasta el muelle Adossat, ayer. Foto: DANNY CAMINAL.

La flota de las golondrinas del puerto de Barcelona cuenta desde ayer con una nueva incorporación: la Antina G, una moderna embarcación de 22 metros de eslora. La botadura del flamante barco, que se celebró en el muelle Adossat, tuvo como padrinos de excepción al cantante Jaume Sisa y al actor Carles Flavià. La golondrina, con capacidad para 150 pasajeros –incluidos cuatro tripulantes–, cubrirá la ruta de una hora y media entre Colom y el puerto del Fòrum, igual que los catamaranes.
En catalán, se llama antina a la roca situada cerca de la costa que está a ras de agua, oculta por las olas. La G «es una referencia a las golondrinas», explicó Manel Roca, gerente de Sirenas SA, la empresa que desde hace 120 años explota la histórica línea del puerto. Roca señaló que la Antina G es un híbrido entre las tradicionales golondrinas y los catamaranes, porque tiene «una sola quilla como las golondrinas» pero hace la ruta por el litoral y es tan avanzada tecnológicamente como sus hermanos Trimar y Omnibus.
La modernización de la flota no supondrá en ningún caso la jubilación anticipada de las golondrinas de toda la vida. «Las tradicionales nunca se sustituirán. Se repararán, se conservarán o se harán copias fidedignas pero nunca se eliminarán», aseguró el gerente. El elevado número de nostálgicos que se llevan a sus hijos o a sus nietos a hacer su entrañable bautismo marítimo lo hace del todo inviable.

TRAJE A MEDIDA La nueva golondrina ha costado 1,2 millones de euros y ha sido confeccionada «como un traje a medida», especial para el puerto barcelonés, destacó Roca. Lo más llamativo de la nueva embarcación son los pasillos laterales a los que el viajero puede acceder para mirar el mar «como si estuviera en un mercante», precisó el gerente.
Durante la ceremonia inaugural, Sisa y Flavià glosaron sus particulares vivencias a bordo de los peculiares barcos. «El primer viaje te queda grabado en la memoria», asintió Sisa. Flavià fue más allá y pidió que nunca se catalanice el nombre de las embarcaciones (y se rebauticen como orenetes). Tuvo palabras de recuerdo para el recién desaparecido Pepe Rubianes, que también contaba una divertida anécdota con golondrinas de por medio.
A la ceremonia asistió el actor Llàtzer Escarceller, descubierto para el cine cuando vendía golosinas a los pasajeros de las golondrinas, un derecho que se ganaba «limpiando la primera golondrina que partía», como recordó Manel Roca.

Xavier Adell en El Periódico

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