Mis primeros contactos con la pesca de alguna variedad de atún están llenos de color y sonido y no fueron para nada activos; tenían que ver con la presencia en el puerto de mi ciudad natal, a finales del mes de junio, por san Juan o san Pedro, de la multicolor flota de boniteros vascos que recalaban en La Coruña al comienzo de la costera de lo que entonces llamábamos «bonito».
Eran barcos pequeños pintados de rojo, azul, verde… A mis amigos y a mí nos fascinaban los depósitos en los que bullía el cebo vivo, que creo recordar que se trataba de anchoas: por aquel tiempo había mucha anchoa, no como ahora. La parte auditiva se producía un domingo de esas fechas, a media tarde: la final de la Copa, de fútbol, la disputaba invariablemente el Athletic Club -entonces ‘Atlético de Bilbao’-, que, no menos invariablemente, la ganaba, lo que motivaba que los tripulantes de la flota vizcaína hicieran sonar a un tiempo sus sirenas, que se oían en todo el centro de la ciudad. Era bonito… lo mirase uno por donde lo mirase. Lee el resto de esta entrada »