Viaje al Ártico. El silencio del Ártico

Es el que gritan las 3.000 personas que viven aquí, en las Svalbards, frente a los casi 7.000 millones de habitantes del Planeta.

Esta noche ha sido difícil dormir. Después de pasar unos días entrando y saliendo de los fiordos de las Svalbards, llegamos a mar abierto. Yan Mayen se mueve mucho hoy. Manzanas, plátanos y galletas. Es la única forma de mantenerse en pie, no recto, pero sí en pie.

Es el que gritan las 3.000 personas que viven aquí, en las Svalbards, frente a los casi 7.000 millones de habitantes del Planeta

Nos hemos alejado de la costa porque los científicos quieren ver el estado del agua a mucha profundidad y para eso hay que ir mar adentro… hoy la roseta ha bajado hasta los 3.000 metros. La roseta es una estructura llena de botellas con distintas aperturas que toman muestras del agua a distintas profundidades. Mientras la roseta desciende, la cocinera grita: ¡¡¡Primer turno, a desayunar!!! Desayuno, comida y cena en media hora. Ni un minuto más. Son las 07:30 de la mañana y -hay que reconocerlo- la cocinera tiene un carácter noruego importante.

Pasamos gran parte del día en lo que llaman la «instrumental room», aquí hay charlas, presentaciones, es nuestra oficina. Y siempre hay música. Ha habido tiempo para reconciliarse con Van Morrison «Follow me down», que se te salten las lágrimas escuchando a U2 con Pavarotti «Is there a time» o para confiar en el futuro con Arcade Fire: «Come on Alex, You can do it!!!».

El silencio del Ártico se abre camino entre las neuronas y se transforma un río de música. El silencio del Ártico es el que gritan las 3.000 personas que viven aquí, en las Svalbards, frente a los casi 7.000 millones de habitantes del Planeta. El silencio del Ártico es el de las olas del mar helado. El del hielo resquebrajándose. El silencio del Ártico se rompe cuando desde el puente de mando avisan por megafonía: Bear, bear!!! Hemos visto un oso!!! y todo el mundo corre a la cubierta quinta a ver la vida que aún queda en este paisaje musical y silencioso a la vez.

Sara Vítores en Cadena SER