Salió a pescar en México y le pilló un temporal. Tras 14 meses a la deriva comiendo peces y a veces aves crudas apareció al otro lado del mundo. Ahora, el periodista Jonathan Franklin relata la hazaña.
Salvador Alvarenga, en el centro, almuerza con su familia en su casa de Garita Palmera (El Salvador) veinte días después de llegar a tierra firme. / AFP
Una ola y otra ola y otra más. Como subir a un tercer piso y caer al vacío. Y volver a subir y volver a bajar. Salvador Alvarenga, un experimentado pescador salvadoreño, gobernaba su lancha como podía en medio de aquel temporal al lado de Ezequiel Córdoba, un jovencito atlético al que había reclutado a última hora para salir a pescar tiburones, después de que le fallara su compañero de siempre. El chico temblaba asustado por la fiereza del Pacífico. Estaban a dos horas de Costa Azul, un pequeño puerto en la orilla de Chiapas (México), de donde habían partido bien provistos de gasolina, agua, hielo, cebos y todos los aparejos.
La situación era desesperada. Al tremendo oleaje se le había sumado un problema inesperado. Alvarenga cogió la radio y pidió ayuda. «¡Willy! ¡Willy! ¡El motor se está parando!». Desde el puerto le pidieron las coordenadas. Pero el GPS no funcionaba. Todo se ponía en contra. Le recomendaron que echara el ancla y esperara la llegada de auxilio. Pero no llegaba. Y entonces pronunció sus últimas palabras. «¡Ven ahora, estoy realmente jodido aquí!». Lee el resto de esta entrada »