Forma parte de un experimento de un instituto de Florida.
Después de seis años a la deriva en el mar, los socorristas de las piscinas de Bajamar encontraron ayer por la tarde flotando en el agua una botella tapada con un corcho y una carta dentro. Al abrir el recipiente y desplegar el papel húmedo que había en su interior comprobaron que no se trataba de una llamada de auxilio de un náufrago. En realidad, fueron los alumnos de la clase de Ciencias del Instituto Melbourne, del Estado de Florida, en Estados Unidos, quienes la arrojaron como parte de un experimento sobre oceanografía. La nota que enviaron pide a quien la halle que, como primera medida, no tire de nuevo la botella al mar. También dan instrucciones para que cualquier persona que la encuentre se ponga en contacto con ellos para saber dónde y cuándo apareció.
El teniente de alcalde y concejal de Playas de La Laguna, el socialista Javier Abreu, detalló ayer que solicitará colaboración a la Universidad de La Laguna para traducir la nota y responderla lo antes posible. Aunque no será fácil porque los datos de contacto, con el correo electrónico al que dirigirse, están en la parte más dañada del folio. Abreu reconoció no tener constancia de que hubiera llegado antes al litoral de La Laguna una botella con un mensaje. «Esta es la primera vez, que yo sepa, que se encuentra algo así. Mañana ya nos pondremos a trabajar para colaborar con el proyecto de los estudiantes y les escribiremos contándoles lo que ha sucedido. También les hablaremos un poco de La Laguna para que nos conozcan», apuntó el edil. Además de la nota, la botella contenía un billete de un dólar, quizá como anzuelo para llamar la atención.
En 2010, otra de las botellas del instituto Melbourne fue noticia en la cadena internacional CNN después de que un joven irlandés la encontrara en una playa de la costa oeste de su país, en Kilbaha. Según detallaba la información publicada entonces, el experimento se puso en marcha en abril de 2009. Las botellas se arrojaron al Océano Atlántico desde una zona cercana a Cabo Cañaveral, en Florida. Durante los siguientes 16 meses, el recipiente de vidrio viajó 5.986 kilómetros a través de la poderosa corriente del Golfo, que empuja las aguas desde la costa este de Estados Unidos hacia Europa. La botella y su mensaje están desde entonces en exhibición en un pub de la playa de Kilbaha donde aparecieron. Lee el resto de esta entrada »