Un desierto junto al mar

Un vacío total. Este era el aspecto que tenía ayer la zona del puerto de Valencia, donde sólo unas pocas personas recorrían los alrededores de la dársena y del emblemático Veles e Vents.

La celebración de la 33º America’s Cup convirtió hace unas semanas el puerto de Valencia en el epicentro de la ciudad y miles de personas abarrotaban la marina Juan Carlos I en busca del glamour de la mayor competición mundial de vela. Pero la conclusión de las regatas y la marcha de BMW y Alinghi con sus majestuosas embarcaciones a cuestas se han llevado el ambiente festivo que reinaba en el puerto para dejar ahora un panorama desolador.

Las malas condiciones climatológicas de un invierno que se resiste a irse y el hecho de estar a finales de mes ha hecho caer por los suelos las cifras de visitantes del puerto de Valencia. Durante el día de ayer fueron muy pocos los que se acercaron a la marina para disfrutar de la jornada de sábado y el puerto presentaba un aspecto prácticamente desierto para disgusto de los hosteleros. «No solemos venir mucho por aquí porque creo que es una zona bastante cara por culpa de la Copa América», comentaba Iván, un valenciano que jugaba ayer con sus hijas en la zona infantil.

Las terrazas de los restaurantes del puerto que hace días recibían a miles de clientes estaban ayer completamente vacías. Y en los alrededores de la dársena el aspecto no era mucho más alentador. Algunas familias que se atrevieron a llevar a sus hijos a jugar al parque del puerto y algún que otro deportista que aprovechaba la amplitud de la zona y la ausencia de tráfico para patinar o ir en bici y poco más. El resto de la marina, completamente desierta.

Otra alternativa

Algunos de estos visitantes se quejaban ayer de que el puerto no se explota lo suficiente y no se ofrecen actividades que sirvan de reclamo para la ciudadanía. «Además de la zona infantil habilitada para los más pequeños, también deberían organizarse actividades para los mayores que acompañamos a nuestros hijos a jugar», afirmaba uno de los padres de los pequeños que jugaba en el parque.

La gente que frecuenta la zona propone alternativas como «organizar cursos o exhibiciones para dar conocer deportes alternativos» o «que expongan cosas nuevas que sorprendan a la gente», como el Segway (el vehículo de dos ruedas que por medio de sensores permite mantener la verticalidad) que se podía probar durante la America’s Cup.

Los más jóvenes, por ejemplo, apuestan más por una zona de ocio nocturna para aprovechar mejor las instalaciones del puerto. «Deberían ampliar los horarios y abrir más terrazas con diferentes estilos de música para todos los gustos». Entre tanto, los encargados de los restaurantes agudizan el ingenio para conseguir que la gente conozca sus locales. «Yo creo que los valencianos no saben que el puerto sigue abierto todo el año», explicaba Paula Quintana, gerente del Restaurante Mist, quien añadía que ahora estamos ofreciendo un menú degustación «por 25 euros que incluye dos copas para que la gente se anime a venir».

Sin embargo, parece que no a todos les va tan mal, ya que los ganadores de la última edición de la America’s Cup siguen haciendo negocio. «Teníamos que haber cerrado hace una semana, pero como las ventas siguen siendo buenas hemos alargado el cierre un mes más», argumentaba una de las dependientas de la tienda de BMW Oracle. Y en la misma situación se encuentra la base del Alinghi, cuya tienda sigue vendiendo los productos del equipo con importantes descuentos que llegan al 50%.

Idoya Tomás en Las Provincias

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