
Algunas de las grandes embarcaciones que permanecen atracadas en Valencia. / J. Signes
La Marina Real Juan Carlos I atraviesa uno de sus mejores momentos y, aunque el Consorcio Valencia 2007 (su órgano gestor) prefiere ser prudente, lo cierto es que la transformación ha sido absoluta en los últimos meses. Si el año arrancaba con la cesión de la dársena a la ciudad y en verano se iniciaba el derribo de las vallas que la separaban de la ciudad, este otoño la Marina se ha perfilado como ese gran puerto deportivo del Mediterráneo que ha mencionado en más de una ocasión la alcaldesa, Rita Barbéra.
La actividad de los pantalanes así lo demuestra: cerca del 80% de ocupación gracias a los 550 barcos distribuidos en sus instalaciones (Marina norte, Marina sur y pantalán central), según los datos facilitados por el Consorcio. La cifra implica un 10% más respecto a los datos de 2012 pero la diferencia se agranda si la fecha de referencia es 2007, año en el que el Consorcio se hizo cargo de la dársena con apenas 14 barcos amarrados en la Marina norte.
A ello se suma, desde comienzos de noviembre, la presencia de las embarcaciones de gran eslora, que han elegido Valencia como centro de hibernación. Un aspecto prioritario para el Consorcio por el impacto que tienen en la economía local debido a la generación de riqueza y de puestos de trabajo, dado que estos barcos dejan de navegar en invierno y la tripulación permanece en la ciudad en la que recalan.
El goteo es constante este mes y en la llamada marina histórica (la que tiene forma de ‘T’ frente a los tinglados y la Casa de la Copa) pueden verse el ‘Athessa IV’, considerado uno de los 30 barcos privados más grandes del mundo con sus 100 metros de eslora; el ‘Virginian’, de 60 metros; o el ‘Let it be’, de 50. Lee el resto de esta entrada »