Enseñanzas Náuticas

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El ´bou´ que atrapa gambas

Posted by jonkepa en noviembre 4, 2012

Pescadores en un barco con la gamba roja capturada. a. p.

Las horas pasan despacio en el mar. Son las 5 de la mañana y el Cap Prim Segon deja atrás el puerto de Xàbia. Amadeu y Batit Ros tratan de dar una cabezada mientras Vicente Catalá Campaner se ocupa de pilotar el barco. Tras navegar 16 millas hacia el Este, a las 7 de la mañana calarán las redes. Y hasta las 5 de la tarde no regresarán a puerto. Son 12 horas de trabajo en el mar y luego todavía queda descargar el pescado, asistir a la subasta y cruzar los dedos para que la gamba roja alcance un buen precio, reparar las redes, cumplir las tareas administrativas??Sí, las horas de una jornada de pesca se hacen interminables.

Pero la vocación de estos marineros de Xàbia puede con todo. El mar curte, prepara para los contratiempos. Incluso, cuando el esqueleto de una ballena rasga las redes (les ocurrió a los tripulantes del Cap Prim Segon al día siguiente de que Levante-EMV se embarcara con ellos), los pescadores se lo toman con calma. Son ya muchos años de madrugar y hacerse a la mar como para saber que la incertidumbre también viaja a bordo.

«En mig dels caps», un punto imaginario en alta mar equidistante del Cap de Sant Antoni y el Cap de la Nau, Batit y Vicente echan las redes. Amadeu coge el timón (es un decir, ya que los barcos de pesca están equipados con modernos artilugios de navegación) y pone proa hacia el norte. Hasta las 2 de la tarde navegarán al tran tran, a tres nudos (5 km/hora), mientras las redes de «bou» o arrastre se deslizan por los fondos arenosos y atrapan el marisco más preciado, la gamba roja.

Pesca de arrastre tipo bou. Desde Guipuzcoa.net.

La rutina ayuda a combatir el tedio. Aunque en alta mar no hay un día igual a otro. Para el navegante inexperto, si logra vencer el mareo (entre el balanceo casi embriagador y la angustia sólo hay un paso), es un placer vislumbrar la línea de costa. La Serra de Bèrnia, el Montgó o el Mondúver son hitos que en otro tiempo servían para orientarse.

Pero a mitad de camino hay que levantar las redes para superar la tubería que lleva el gas a las Balears. Los pescadores tienen un acuerdo con la compañía Enagás por el que «saltan» con el aparejo la conducción submarina que se instaló hace un par de años.

Hace apenas un mes que las barcas de arrastre de la Marina Alta volvieron a faenar tras la parada biológica de septiembre. Los caladeros de gamba se han recuperado. Hoy no será una jornada de pesca memorable. El Cap Prim Segon atrapará unos 30 kilos de gamba roja. Pero hace unos años, cuando la sobreexplotación amenazaba con esquilmar los fondos marinos, las capturas eran exiguas. La pesca de arrastre se ha hecho sostenible.

Amadeu Ros es una autoridad a la hora de hablar de pesca. Lleva el mar en la sangre. Asegura que este arte de pesca es ahora más eficiente y ecológico. Hace años la pesca también se contagio de la vorágine que se vivía tierra adentro. Las barcas se lanzaron a una carrera de potencia alentada por el bajo precio del combustible. Pesqueros con motores de 2.000 caballos rompieron el equilibrio. Muchos de esos barcos han acabado en el desguace. El gasóleo se disparó y han sobrevivido los armadores que no corrieron tanto. En el mar, ya se sabe, todo transcurre a otro ritmo.

Amadeu defiende, eso sí, el arrastre. Sólo con este arte de pesca «podemos pescar la gamba, la cigala y el bacallaret. Pero no faenamos sobre la pradera de posidonia, ni sobre fondos coralígenos (de candelers, en el argot marinero). Sólo faenamos en fondos sedimentarios. Poco daño le hacemos al ecosistema».

La eficiencia ha llegado al mar. Además de dos meses de paro biológico, las barcas de arrastre han reducido en unas tres horas la jornada de pesca. «También algunas barcas empleamos aparejos más pequeños y hemos ahorrado hasta un 30 % en combustible», precisa Amadeu, quien, tras 28 años de hacerse a la mar cada día, se muestra convencido de que el presente y el futuro del sector pasa por avanzar en sostenibilidad. Defiende medidas como la del paro biológico en septiembre, ya que es en ese mes cuando la gamba presenta una macha púrpura en la cabeza que son los huevos. Ahora ya los han puestos y es más fácil que los caladeros se regeneren.

Alrededor de las 2 de la tarde los tres tripulantes del Cap Prim Segon (en los buenos tiempos llegaron a ser cinco) «xorran» la red. Es un momento emocionante. El marisco cae en cubierta y forma una suerte de alfombra roja. Los pescadores clasifican luego las gambas según el tamaño. Las más grandes las servirán los restaurantes de más postín.

La gastronomía y, en concreto, el reclamo de la gamba roja tienen gran importancia en la economía y el turismo de la Marina Alta. Y aquí empieza todo, en alta mar. Las 35 barcas de arrastre de la comarca llenan la despensa de marisco fresco de gran calidad. Otros se apuntarán el tanto de remar a favor del turismo. Pero la contribución de estos pescadores no debería pasar desapercibida.

Alfons Padilla en Levante-emv

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