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Las pandemias viajaban en galeón

Posted by jonkepa en noviembre 28, 2011

Popa del Vasa en el Vasamuseet de Estocolmo. Wikipedia

Pese a su juventud, la vida para Ylva* no debía resultar fácil, además de padecer una deformidad bucal que le dificultaba la masticación y afeaba la apariencia de su rostro, estaba desnutrida y afectada por colitis crónica. No parece probable que embarcar en Estocolmo el 10 de agosto de 1628 en el primer viaje del galeón Vasa, el recién construido navío de guerra sueco, fuese lo más recomendable que podía hacer en su estado, y quizás fuese una de las pasajeras que esperase desembarcar en la primera parada del barco, la fortaleza de Vaxholm, antes de llegar a Älvsnabben su puerto final de destino y base de verano de la armada sueca en el archipiélago de Estocolmo. Pero lo que Ylva no podía esperar es que esa misma tarde el Vasa naufragase en Strömmen cerca ya del mar Báltico al poco de iniciar su primera travesía.

Peinetas para despiojar y frasco de medicamentos. Encontrados en una de las cubiertas del Vasa. Foto MV.

Peinetas para despiojar y frasco de medicamentos. Encontrados en una de las cubiertas del Vasa. Foto MV.

El pecio del Vasa se conservó casi en perfecto estado en el lugar del naufragio merced a que el agua donde se hundió no era marina, imposibilitando así la proliferación de gusanos como el Teredo navalis que en el mar destruyen la madera. El casco fue reflotado en 1961, reconstruido como un rompecabezas gigante y tratado para su conservación, se le alberga ahora en un magnífico museo a la orilla del agua en Estocolmo. Hace unos días, coincidiendo con formar parte del tribunal de una tesis doctoral de la Universidad de Estocolmo visité el museo del Vasa por segunda vez y le dediqué más tiempo del que dispuse en mi primera visita tras un congreso sobre el ciclo celular en la isla de Sandhamm en 1994. Esta visita más detallada me llevó a uno de los textos de la exhibición en el que se cuenta cómo en el siglo diecisiete a bordo de un barco superpoblado el riesgo de infección era muy alto. La probabilidad de morir por una infección era para un artillero mayor que la de morir en combate. Entre las enfermedades que más terror producían estaban el tifus y la peste.

El tifus es una enfermedad infecciosa producida por una bacteria Rickettsia prowazekii que se transmite a las personas por los piojos. Los primeros registros históricos de la propagación del tifus se remontan al sitio de Granada por el ejército de los Reyes Católicos. La enfermedad causó en las tropas asaltantes más de cinco veces de muertos que la acción bélica. Además de un frasquito de vidrio que se supone podría haber contenido algún medicamento, los objetos recuperados del Vasa incluyen peines de púas largas y apretadas como los tradicionalmente usados para eliminar los piojos del cabello.

También entre los restos del Vasa, además de 15 esqueletos humanos, uno de ellos el de Ylva, se encontraron los de dos gatos, uno tan grande que al principio se creyó por su tamaño que era de un perro. A bordo de los barcos los gatos eran los encargados de mantener a raya a las ratas, unos polizones indeseables que a veces albergaban a Yersinia pestis, la bacteria causante de la peste, una plaga que había azotado Europa desde la antigüedad. La bacteria de la peste se puede transmitir de la rata al ser humano a través de las pulgas y es conocida como peste bubónica, por los bultos (bubos) que forman los ganglios linfáticos infectados. La bacteria puede invadir el torrente sanguíneo, produciendo septicemia (peste septicémica) y acabar en los pulmones como peste neumónica, la forma más peligrosa al poderse contagiar directamente por los esputos y estornudos de los enfermos.

Difusión de la pandemia de peste negra en la Edad Media.

Una cronología aproximada de la propagación de la peste negra a mediados del siglo catorce. Fuente:  Wheelis.

Las pandemias de peste han aparecido en diferentes épocas históricas, la más antigua en la historia se remonta al año 542, la época del emperador Justiniano. En un período de cincuenta años produjo cien millones de muertos extendiéndose desde Estambul (Constantinopla) hasta el occidente europeo, África, Oriente Medio y el Sureste Asiático. No es por completo seguro que la pandemia medieval, la peste negra, tuviera su origen en 1343 tras el asedio por los tártaros de una localidad ucraniana, Feodosia (Caffa) en Crimea. Si hubiese sido así se trataría de uno de los ataques de guerra biológica más antiguos, ya que según el relato de Gabriele de’Mussi los sitiadores arrojaron a la ciudad cadáveres que habían sucumbido a la peste. Pese a lo llamativo del relato, más probable parece sin embargo que la pandemia medieval procediese de algunos reductos de la pandemia antigua atrincherados en Asia que se extendieron hasta Crimea. Desde allí se propagó por el litoral Mediterráneo siguiendo posiblemente las rutas marítimas de la época. Su paso por Italia fue inmortalizado por Bocaccio en una colección de desenfadados relatos, El Decamerón. Esta epidemia tuvo efectos recurrentes repitiéndose episodios de peste cada varios años hasta entrado el siglo dieciocho. La pandemia moderna, que todavía persiste, se inició en China en la segunda mitad del siglo diecinueve.

Se han dado los nombres de Antiqua, Medievalis y Orientalis a las variantes de Y. pestis de las tres pandemias. El análisis genético de Y. pestis sugiere que puede proceder de otra especie de Yersinia, Y. pseudotuberculosis que no es tan virulenta, y que tanto Medievalis como Orientalis pueden derivar directamente de Antiqua y no como se podría pensar por la historia una dar origen a la otra. Es más, estudios recientes realizados amplificando el material genético obtenido de cien restos de esqueletos de víctimas de la peste negra de un cementerio londinense enterrados entre 1348 y 1350, indican que muy posiblemente ya no existe hoy en día la variante Medievalis que los infectó.

Que el Vasa se fuese a pique era algo casi previsible, al ir armado con dos líneas de cañones, más pesados de lo normal y en dos cubiertas, asimismo con excesiva altura, su centro de gravedad era demasiado alto y con dificultad podía recuperar la vertical al escorar. Hace años se comentaba en el propio museo del Vasa que parte de la culpa de los defectos estructurales del navío podía ser del rey Gustavo II Adolfo, muy interesado en poseer una flota que atemorizase a sus enemigos polacos nada más divisar los navíos, y que había ordenado la construcción de un barco visualmente imponente pero poco manejable. En la actualidad no se mantiene esa explicación, parece que el naufragio ocurrió por un conjunto de infortunios y errores. Existen dos contratos especificando las condiciones de construcción del barco y están aceptados por los constructores. El segundo constructor del Vasa había ensanchado un poco el casco cuando se dio cuenta de que era demasiado estrecho para su altura, pero no fue suficiente y el lastre también rozaba los límites aconsejables.

El casco del Vasa.

Pueden apreciarse algunos portillos abiertos en la cubierta de artillería inferior, una de las causas del naufragio. Tras ser reflotado, la madera del casco se estabilizó con polietilenglicol 600 seguido de polietilenglicol 1450. En la actualidad la madera del casco del Vasa está amenazada por la produccción de ácidos catalizada por hierro. Se ha puesto en marcha un largo programa para sustituir los vástagos de hierro usados en el siglo veinte para la reconstrucción del barco por material de acero especial lo que evitará que la corrosión se agrave. Foto: MV.

Ya antes de zarpar, a instancias del almirante Fleming, se habían realizado pruebas escorando el barco mediante el desplazamiento repetido de babor a estribor de un grupo de treinta miembros de la tripulación y el resultado había preocupado. Pero la impaciencia del rey para que el Vasa iniciase su viaje por el mar aconsejaba no demorarse más. Por su parte el capitán Söfring Hansson al zarpar había mantenido abiertas los portillos de los cañones en la cubierta inferior. Tras izar unas pocas velas y recibir la primera brisa el Vasa escoró por primera vez, no había navegado más allá de una milla cuando la mayor fuerza del viento le produjo una escora 17 grados a babor que provocó el desplazamiento del lastre y la entrada de agua por los portillos de la cubierta de artillería inferior. La mayoría de la tripulación, de los artilleros y de los invitados al viaje, unas doscientas personas**, lograron salvarse porque el naufragio ocurrió muy cerca de la costa y había numerosas embarcaciones que con ánimo festivo acompañaban al Vasa. Con solo dieciséis años Ylva, acompañada por otras cuarenta personas, los dos gatos y el resto del barco con todos sus pertrechos y provisiones quedaron sumergidos hasta que los buceadores del siglo veinte devolvieron parte de sus restos, incluyendo los esqueletos de quince pasajeros, Ylva entre ellos, a tierra firme. La investigación oficial sobre el naufragio del Vasa, realizada justo tras el suceso, no logró determinar responsabilidades concretas sobre la tragedia.

* Como signo de respeto, los esqueletos recuperados del pecio del Vasa han recibido nombres ficticios por los investigadores que los han estudiado.

** Como el Vasa no iba en una expedición bélica, sino que se dirigía a una base de la marina sueca, el grueso de su dotación militar no había embarcado por lo que a bordo se encontraba un número muy inferior de personas al que hubiera compuesto su pasaje normal .

REFERENCIAS:

Hocker, 2011. Vasa, a swedish warship. Oxbow Books.

Achtman et al., 1999. Yersinia pestis, the cause of plague, is a recently emerged clone of Yersinia pseudotuberculosis. Proc Nat Acad Sci. USA. 96: 14043-14048.

Schuenemann et al., 2011. Targeted enrichment of ancient pathogens yielding the pPCP1 plasmid of Yersinia pestis from victims of the Black Death. Proc Nat Acad Sci. USA. doi/10.1073/pnas.1105107108.

Gracias a Bill, Isolde y Nina que me facilitaron la estancia en Estocolmo, a Kalle y Dan por ser los culpables del viaje y a Martin por ponerme al día de los cambios introducidos en los últimos diecisiete años en el museo. Todos ellos son del Departamento de Bioquímica y Biofísica de la Universidad de Estocolmo.

Por: Miguel Vicente en Microbichitos

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Una respuesta to “Las pandemias viajaban en galeón”

  1. Información Bitacoras.com…

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