“Caballa 2.1. adj. coloq. Esp. ceutí. Apl. a pers., u. t. c. s”. Esto es lo que se puede encontrar buscando la palabra ‘caballa’ en la página web de la Real Academia Española de la Lengua, bajo el subtítulo de ‘artículo enmendado’.
Los académicos han tenido a bien considerar esta forma de llamar popular y cariñosamente a los ceutíes como una palabra oficial. Esto sucede después de que este gentilicio se haya usado comúnmente durante mucho tiempo, y extendido entre la población. Este reconocimiento oficial ha pasado desapercibido entre cambios mucho más llamativos. Tales han sido los casos de muslamen, cultureta, espray, jet lag, rojillo o abducir.
Según explicó José Luis Gómez Barceló, historiador, cronista oficial de la Ciudad y archivero diocesano, “el término ‘caballa’ es, más que un gentilicio, un hipocorístico surgido en el siglo XIX para referirse a la flota pesquera de Ceuta y, más concretamente, a sus componentes”. Es decir, se trata de una palabra con un siglo de antigüedad, que al principio se utilizó en el mar. “ Las flotas del Estrecho, cuando venían venir las embarcaciones ceutíes solían decir: ‘Ahí vienen los caballas’”, puntualizó Gómez Barceló. La historia del término cuenta con varias anécdotas, tal y como señala el historiador. Por ejemplo, en sólo dos días de pesca en el año 1899 se capturaron 60.000 piezas de este pez, ejemplificando la gran riqueza que de esta especie marina poseen las aguas de la zona.
Tal y como apunta el cronista de la Ciudad, una de las primeras apariciones escritas de este término con tal significado aparece en 1895 en la prensa, en el periódico ‘El África’: “decía que los serenos de antaño utilizaban la voz ‘Ave María Purísima, y caballa, por la Virgen de África’, lo que fue rebatido por un ceutí de raigambre, Juan Blanco Mérida, días después”. Lee el resto de esta entrada »