Los equinoccios son los dos días del año en los que el día y la noche duran lo mismo al discurrir sobre el Ecuador la eclíptica o el camino diario que dibuja el Sol en la bóveda celeste. Marcan el inicio de la primavera y del otoño. El que este martes, cuando a las 6 horas y 14 minutos el Sol comience a despuntar exactamente por el Este geográfico empiece la primavera, no deja de ser un hito para remarcar en el calendario. Sin embargo, hace 2.500 años, los equinoccios eran el referente que tenían los íberos que poblaban las tierras valencianas para guiarse en el cambio de estaciones.
César Esteban, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y uno de los principales especialistas españoles en arqueoastronomía -el estudio de la cosmovisión de las culturas del pasado-, analiza desde hace años las relaciones astronómicas de los templos prerromanos de la Península y el norte de África. En la Comunidad Valenciana ha identificado «una clara orientación equinoccial» en muchos santuarios religiosos y funerarios íberos del siglo IV al II antes de Cristo. Entre ellos destacan los templos del Tossal de Sant Miquel de Llíria (Valencia), la Serreta d’Alcoí (Alcoy, Alicante), l’Alcúdia d’Elx (Elche, Alicante) o el santuario de l’Alt de la Carraposa (Rotglà y Llanera de Ranes, Valencia), así como la necrópolis de Cabezo Lucero (Guardamar del Segura, Alicanate). Lee el resto de esta entrada »